Principios de Vida – Dr. Charles Stanley – El mayor regalo de una madre

PASAJE CLAVE: 2 Timoteo 1.1-7
LECTURAS DE APOYO: Deuteronomio 6.1-7, Salmo 23.6, Hechos 16.1-2

INTRODUCCIÓN:

Por su naturaleza, las madres son generosas.

La gran mayoría están dedicadas a servir a sus esposos, a sus hijos y a muchos otros generosa y desinteresadamente. Es interesante considerar la mayor contribución que una madre piadosa hace a la vida de un hijo suyo. Cuando Pablo escribió a Timoteo, comentó:“Trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también” (2 Ti 1.5). Ambas legaron su fe de tal manera que influyera poderosamente en la vida y ministerio de aquel joven (Hch 16.1-2).

Este es el mayor regalo que una madre o un padre puedan entregar a un hijo. Como adultos, todos tenemos el enorme privilegio de ser modelos de un estilo de vida fiel y semejante al de Cristo. Enseñar a nuestros hijos a amar y servir a Dios no solo transformará sus vidas, sino que las cambiará por toda la eternidad.

DESARROLLO DEL SERMÓN:

¿Vale la pena legar nuestra fe?

¿Cómo clasificaríamos nuestra fe? ¿Es débil y fácilmente sacudida, o es la confianza firme e inalterable en el amor y el poder de Dios? Aunque no lo percibamos, la profundidad de nuestra fe impactará fuertemente la vida de nuestros hijos. Gracias a nuestro estilo de vida podremos enseñarles a confiar en Dios o a rechazarlo.A su vez, ellos necesitan un ejemplo viviente y constante al cual acogerse al confrontar un mundo que en general se opone a Dios categóricamente. Nuestra responsabilidad como padres consiste en legar nuestra fe y ser el modelo fiel de una vida íntegra.

Enseñémosles principios bíblicos

Si deseamos que nuestros hijos sobrevivan en el mundo, primero debemos enseñarles principios bíblicos. El hecho de conocer la Palabra de Dios les ayudará a edificar sobre una base firme para su fe. Si nuestros hijos conocen la verdad, podrán detectar los engaños del maligno y resistirlos. Nosotros no siempre podremos protegerlos, pero si conocen la Biblia, serán guiados por “sendas de justicia” (Sal 23.3) y así actuarán si otros tratan de inducirlos a ir por el mal camino.

Pongámosles el ejemplo

Debemos practicar lo que predicamos. Nuestro estilo de vida será el ejemplo más elocuente y convincente para nuestros hijos no solo de los principios a los que deban acogerse, sino de cómo los implementa el creyente fiel. Si demostramos lo que implica obedecer y confiar en Dios, ellos crecerán sabiendo relacionarse con Él. Nuestros hijos aprenden más de lo que nosotros hacemos que de lo que les decimos, por lo que nosotros debemos seguir las mismas normas morales que esperamos que ellos adopten, pues si rechazamos las verdades bíblicas en nuestra vida cotidiana e intentamos educar a hijos piadosos, ellos imitarán nuestra hipocresía como la conducta más natural.

Seamos persistentes

Los principios que les enseñemos solo podrán surtir efecto si nosotros persistimos en obedecerlos. La verdad de Dios llega a ser parte integrante de la vida cotidiana al demostrar cómo se aplica para resolver los problemas de la familia. Si nuestros hijos observan que nosotros confiamos en que nuestro Padre celestial suplirá las necesidades, ellos sabrán reaccionar ante la adversidad en cualquier situación que confronten en el futuro. Instruir a nuestros hijos no solo consiste en lo que hagan en la actualidad, sino en cómo las decisiones del presente les afectarán en el futuro.

Participemos con ellos

Ser padre modelo debe incluir asistir a la iglesia con nuestros hijos. Aunque los pastores y los maestros de Escuela Dominical ejerzan influencia positiva en la vida de los niños, no pueden ocupar el lugar de padres piadosos. Si deseamos que ellos lleguen a ser fieles a Dios y amen a su pueblo, debemos dar el ejemplo amando a Dios y a los suyos. Debemos participar en las actividades de la iglesia que contribuyan al crecimiento de la fe de nuestros hijos. Si nos ausentamos y solo cumplimos con enviarlos, ellos querrán también alejarse de la comunión con ese pueblo y del Señor.

Elogiándolos

Nuestros hijos necesitan motivación.Al ir creciendo yo no sacaba buenas calificaciones, pero mi madre jamás me criticó, sino que me decía:“Charles, ¿hiciste lo mejor que podías?”Al contestarle que sí, ella respondía:“Hablemos con Dios y pidámosle que te ayude”. Por supuesto que habrá ocasiones en que debamos disciplinarlos; toda rebeldía debe ser corregida firme y  constantemente. Pero comprendamos que si un hijo nuestro no ha podido cumplir como es debido, el elogio logrará mucho más que cualquier censura. Es mejor señalarles sus realidades y enseñarles a resolver sus problemas con la ayuda y dirección de Dios.

Orar con ellos

Lo más efectivo es orar por y con ellos, no solo hacerlo nosotros a solas, pues necesitan oírnos al mencionarlos delante de Dios y elevar peticiones específicas a su favor. El Señor graba esas oraciones en sus corazones y nos ayuda a acercarnos más a ellos. Quizá algunos no podremos hacerlo debido a
que no vivimos de manera que honre al Padre, pero no permitamos que nuestros pecados sean obstáculos para orar con ellos. Arrepintámonos y obedezcamos a Dios. Nuestros hijos necesitan saber que hablar con Dios es el mejor camino a seguir, aunque hayan pecado. Esas oraciones afirmarán su relación personal con Él.

Hagamos planes

Entendamos que el momento propicio para enseñar a nuestros hijos a ser piadosos es hoy mismo. No podemos intentar enmendar el pasado, pero si debemos influir en el futuro. Eso demanda planeación que a su vez requiere que tomemos el tiempo necesario para legar a nuestros hijos la clase de fe que necesitarán más adelante. Si deseamos protegerlos y edificar una base
firme de su fe, debemos hacerlo con la debida dedicación y esfuerzo.

CONCLUSIÓN:

¿Cómo quiere usted que sus hijos se relacionen con Dios? ¿Está usted ayudándolos a lograr el objetivo para el cual los creó el Señor o está impidiéndoselos con su conducta?

Usted tiene una gran oportunidad para influir en las vidas de sus hijos. Enséñeles los principios bíblicos, deles buen ejemplo, persista en ese esfuerzo, participe en las actividades de su iglesia, elógielos cuando más lo necesiten, ore por y con ellos y cumpla sus propios planes para lograr el éxito deseado. No los lance a una sociedad corrupta sin haberles puesto bases firmes fundadas en Cristo y en su Palabra. El privilegio de legar su fe será un factor determinante en la vida de sus hijos. Su vidaserá el mayor regalo que usted pueda darles.

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ARTICULO PUBLICADO CON PERMISO DE MINISTERIOS EN CONTACTO – IN TOUCH MINISTRIES

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