Salmos 140:1-7 Líbrame, oh SEÑOR, de los hombres malignos; guárdame de los hombres violentos, 2que traman maldades en su corazón; que cada día provocan guerras. 3Aguzan su lengua como serpiente; veneno de víbora hay bajo sus labios. (Selah) 4Guárdame, SEÑOR, de las manos del impío; protégeme de los hombres violentos, que se han propuesto hacerme tropezar. 5Los soberbios han ocultado trampa y cuerdas para mí; han tendido red al borde del sendero; me han puesto lazos. (Selah) 6Dije al SEÑOR: Tú eres mi Dios; escucha, oh SEÑOR, la voz de mis súplicas. 7Oh DIOS, Señor, poder de mi salvación, tú cubriste mi cabeza en el día de la batalla.
Salmos 23:5 Tú preparas mesa delante de mí en presencia de mis enemigos; has ungido mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.
Números 19:15 Y toda vasija abierta que no tenga la cubierta atada sobre ella, será inmunda.
1 Samuel 10:1 Tomó entonces Samuel la redoma de aceite, la derramó sobre la cabeza de Saúl, lo besó y le dijo: ¿No te ha ungido el SEÑOR por príncipe sobre su heredad?
1 Samuel 10:24 24Y Samuel dijo a todo el pueblo: ¿Veis al que el SEÑOR ha escogido? En verdad que no hay otro como él entre todo el pueblo. Entonces todo el pueblo gritó, y dijo: ¡Viva el rey!
Verso 27 Pero ciertos hombres indignos dijeron: ¿Cómo puede éste salvarnos? Y lo menospreciaron y no le trajeron presente alguno. Mas él guardó silencio.
Eclesiastés 9:8 En todo tiempo sean blancas tus ropas, y que no falte ungüento sobre tu cabeza.
Eclesiastés 10:1 Las moscas muertas hacen que el ungüento del perfumista dé mal olor; un poco de insensatez pesa más que la sabiduría y el honor.
2 Reyes 1.2-6 Y Ocozías se cayó por la celosía del aposento alto que tenía en Samaria, y se enfermó. Y envió mensajeros, a los que dijo: Id, consultad a Baal-zebub, dios de Ecrón, si he de sanar de esta enfermedad.3Entonces el ángel del SEÑOR dijo a Elías tisbita: Levántate, sube al encuentro de los mensajeros del rey de Samaria y diles: “¿No hay acaso Dios en Israel para que vayáis a consultar a Baal-zebub, dios de Ecrón? 4Por tanto, así dice el SEÑOR: “No bajarás del lecho al que has subido, sino que ciertamente morirás.” Entonces Elías se fue.5Cuando volvieron los mensajeros al rey, él les dijo: ¿Por qué habéis vuelto? 6Y ellos respondieron: Un hombre subió a nuestro encuentro y nos dijo: “Id, volved al rey que os envió, y decidle: ‘Así dice el SEÑOR: “¿Acaso porque no hay Dios en Israel envías a consultar a Baal-zebub, dios de Ecrón? Por tanto, no bajarás del lecho al que has subido, sino que ciertamente morirás.
Romanos 13:1-2 Sométase toda persona a las autoridades que gobiernan; porque no hay autoridad sino de Dios, y las que existen, por Dios son constituidas.2Por consiguiente, el que resiste a la autoridad, a lo ordenado por Dios se ha opuesto; y los que se han opuesto, sobre sí recibirán condenación.
La Biblia de las Américas (LBLA)
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