Filipenses 3:10-11 y conocerle a Él, el poder de su resurrección y la participación en sus padecimientos, llegando a ser como El en su muerte, 11 a fin de llegar a la resurrección de entre los muertos.
Hechos 22:6-8 Y aconteció que cuando iba de camino, estando ya cerca de Damasco, como al mediodía, de repente una luz muy brillante fulguró desde el cielo a mi derredor,7 y caí al suelo, y oí una voz que me decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”8 Y respondí: “¿Quién eres, Señor?” Y Él me dijo: “Yo soy Jesús el Nazareno, a quien tú persigues.”
Verso 10: Y yo dije: “¿Qué debo hacer, Señor?” Y el Señor me dijo: “Levántate y entra a Damasco; y allí se te dirá todo lo que se ha ordenado que hagas.”
Hechos 22:12-14 Y uno llamado Ananías, hombre piadoso según las normas de la ley, y de quien daban buen testimonio todos los judíos que vivían allí, 13 vino a mí, y poniéndose a mi lado, me dijo: “Hermano Saulo, recibe la vista.” En ese mismo instante alcé los ojos y lo miré.14 Y él dijo: “El Dios de nuestros padres te ha designado para que conozcas su voluntad, y para que veas al Justo y oigas palabra de su boca.
Filipenses 3:5-6 circuncidado el octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; 6 en cuanto al celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia de la ley, hallado irreprensible.
Filipenses 3:7-8 Pero todo lo que para mí era ganancia, lo he estimado como pérdida por amor de Cristo.8 Y aún más, yo estimo como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor, por quien lo he perdido todo, y lo considero como basura a fin de ganar a Cristo,
Filipenses 3:13-14 Hermanos, yo mismo no considero haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante, 14 prosigo hacia la meta para obtener el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
Gálatas 1:11-12 Pues quiero que sepáis, hermanos, que el evangelio que fue anunciado por mí no es según el hombre.12 Pues ni lo recibí de hombre, ni me fue enseñado, sino que lo recibí por medio de una revelación de Jesucristo.
Hebreos 4:12 Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de dos filos; penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las coyunturas y los tuétanos, y es poderosa para discernir los pensamientos y las intenciones del corazón