Ezequiel 37:1-6 La mano del Señor vino sobre mí, y me sacó en el Espíritu del Señor, y me puso en medio del valle que estaba lleno de huesos. 2 Y El me hizo pasar en derredor de ellos, y he aquí, eran muchísimos sobre la superficie del valle; y he aquí, estaban muy secos. 3 Y Él me dijo: Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos? Y yo respondí: Señor Dios, tú lo sabes. 4 Entonces me dijo: Profetiza sobre estos huesos, y diles: “Huesos secos, oíd la palabra del Señor. 5 “Así dice el Señor Dios a estos huesos: ‘He aquí, haré entrar en vosotros espíritu, y viviréis. 6 ‘Y pondré tendones sobre vosotros, haré crecer carne sobre vosotros, os cubriré de piel y pondré espíritu en vosotros, y viviréis; y sabréis que yo soy el Señor.’”
Salmo 85:6 ¿No volverás a darnos vida para que tu pueblo se regocije en ti?
No hay enfermedad que Él no pueda sanar; no hay problema que Él no pueda arreglar; no hay adicción que no te pueda quitar; no hay pecado que no pueda perdonar; no hay matrimonio o relación que no pueda solucionar; no hay pozo del cual no te pueda sacar…
Salmos 40:2 Me sacó del hoyo de la destrucción, del lodo cenagoso; asentó mis pies sobre una roca y afirmó mis pasos.
Ezequiel 37:9-10 Entonces Él me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu: “Así dice el Señor Dios: ‘Ven de los cuatro vientos, oh espíritu, y sopla sobre estos muertos, y vivirán.’” 10 Y profeticé como Él me había ordenado, y el espíritu entró en ellos, y vivieron y se pusieron en pie, un enorme e inmenso ejército.