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Deuteronomio 8:10
Cuando hayas comido y te hayas saciado, bendecirás al Señor tu Dios por la buena tierra que El te ha dado.
Deuteronomio 8:11-14
11 Cuídate de no olvidar al Señor tu Dios dejando de guardar sus mandamientos, sus ordenanzas y sus estatutos que yo te ordeno hoy; 12 no sea que cuando hayas comido y te hayas saciado, y hayas construido buenas casas y habitado en ellas, 13 y cuando tus vacas y tus ovejas se multipliquen, y tu plata y oro se multipliquen, y todo lo que tengas se multiplique, 14 entonces tu corazón se enorgullezca, y te olvides del Señor tu Dios que te sacó de la tierra de Egipto de la casa de servidumbre
Deuteronomio 8:19…
19 Y sucederá que si alguna vez te olvidas del Señor tu Dios, y vas en pos de otros dioses, y los sirves y los adoras, yo testifico contra vosotros hoy, que ciertamente pereceréis. 20 Como las naciones que el Señor destruye delante de vosotros, así pereceréis, porque no oísteis la voz del Señor vuestro Dios.
Hageo 1:2
2 Así dice el Señor de los ejércitos: “Este pueblo dice: ‘No ha llegado el tiempo, el tiempo de que la casa del Señor sea reedificada.’” 3 Entonces vino la palabra del Señor por medio del profeta Hageo, diciendo: 4 ¿Es acaso tiempo para que vosotros habitéis en vuestras casas artesonadas mientras esta casa está desolada?
5 Ahora pues, así dice el Señor de los ejércitos: Considerad bien vuestros caminos. 6 Sembráis mucho, pero recogéis poco; coméis, pero no hay suficiente para que os saciéis; bebéis, pero no hay suficiente para que os embriaguéis; os vestís, pero nadie se calienta; y el que recibe salario, recibe salario en bolsa rota.
7 Así dice el Señor de los ejércitos: Considerad bien vuestros caminos. 8 Subid al monte, traed madera y reedificad el templo, para que me agrade de él y yo sea glorificado —dice el Señor. 9 Esperáis mucho, pero he aquí, hay poco; y lo que traéis a casa, yo lo aviento. ¿Por qué? —declara el Señor de los ejércitos—.
Por causa de mi casa que está desolada, mientras cada uno de vosotros corre a su casa. 10 Por tanto, por causa vuestra, los cielos han retenido su rocío y la tierra ha retenido su fruto. 11 Y llamé a la sequía sobre la tierra, sobre los montes, sobre el trigo, sobre el mosto, sobre el aceite, sobre lo que produce la tierra,
sobre los hombres, sobre el ganado y sobre todo el trabajo de vuestras manos.
13 Entonces Hageo, mensajero del Señor, por mandato del Señor, habló al pueblo, diciendo: Yo estoy con vosotros —declara el Señor.
14 Y despertó el Señor el espíritu de Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y el espíritu del sumo sacerdote Josué, hijo de Josadac, y el espíritu de todo el remanente del pueblo. Y vinieron y comenzaron la obra en la casa del Señor de los ejércitos, su Dios, 15 el día veinticuatro del mes sexto, en el año segundo del rey Darío.